Me
he ganado hoy el salario
Da para
comer y poco más
Es el
tiempo de la otredad
Ingrato
y miserable
En esta
celda del destierro
Han de
volver quizás mañana
Las
despensas llenas de sosiego
La nuca
errante que cuidé
En el
ideal del amor absoluto
Riechmann
dice cuando no dice
Respiran
los poetas
En la
verdad hasta cuando callan
Mis
perros están sonriendo
En este
cielo
Yo
también soy su animal
Qué más
salvación que dar
Y
repartir parte del subsidio
De la
inocencia
No sabré
jamás
De la
pureza de un diamante
Oro en
la boca
Cristal
de Murano
Pero
verdaderamente
Esta es
mi gloria
Una
fiesta perpetúa
De
llaves y candados
Porque
ahí
Calladamente
Solo una
abre la puerta
Vivir
del hambre
Como un
perro
Donde la
muerte me halle durmiendo
Con el
mejor hueso
Y la
serenidad entre los labios
Cecilia
Quílez
Caligrafía
de la necesidad
Bartleby
Ediciones
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