A Sergio
Oiarzabal
(“...barrendero
de palabras...”).
(AQUELLAS
PALABRAS)
Llueve,
llueve, llueve...
Arrecia
indolente
esta
lluvia.
No
calla.
Esombrecida
tromba
de
replicantes palabras
que
salpican,
resbalan
por el
cristal empañado
de
nuestra desgana.
Me ahoga
este aire,
su
humedad charlatana.
Somos
soledad
mojada.
Y
llueve. Sigue lloviendo.
Llueve...
Llueven
tan
frías
palabras...
reincidentes
esculpen
nuestra
insignificancia,
vencidas
se escurren
en ríos
sin vida
que
barre el olvido
hasta el
mar sepultado
de las
alcantarillas.
Otras
—mi
duelo son otras
encarnizadas
palabras—
nos
llueven por dentro,
empozoñan
el alma,
apalabrean
el tuétano
del
desaliento.
Y esas,
aquellas
palabras...
imposible
olvidarlas,
no, no
hay,
no...
no hay
quien las barra.
Ritxi
Poo
De
corazón y conciencia
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