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martes, 28 de agosto de 2018

MAMÁ ERA ILSA LUND AL PRINCIPIO DE TODO UN POEMA DE SARA HERRERA PERALTA




[Mamá era Ilsa Lund al principio de todo]


Volvimos a darnos cuenta
e interpretamos la historia,
los días y las recetas
sin conocer el final
de una historia a medias.

Cuando mamá reunió a los hermanos
y anunció el desastre
ya todos estábamos a solas con el banco,
pendientes de pediatra,
a expensas de seguro.

Provocar un final
es poder elegir uno mismo,
querer
que pase,
dejar que pase.

Cuando mamá se acercó a nosotros
y nos dio un beso
agachándose y recogiendo la maleta,
buscando las llaves,
poniéndose el abrigo,

creíamos que era broma
y alzó la mano como diciendo bueno,
hasta pronto,
hijo,
hasta muy pronto.

Cuando mamá pensó en nosotros
ya estaba sóla,
fumaba cigarrillos liados con cuidado
y pasó,

quiso que pasara.

Mamá supo mucho antes
de que color visten los niños
en los campos de concentración,
qué punto del cuerpo duele
cuando se tiene hambre,
qué molesta cuando hace días
que no tomas una ducha
porque no hay agua,
ni jabón,
ni espuma,
ni esponja,
ni nadie que te deje
ducharte.

Creíamos que era broma
y alzó la mano
como imitando el gesto
de los que van a despedirse,
de los intrusos, de los obligados.

Mamá ya lo sabía,
sabía de cuantas raciones hablaban,
sabía que sonido avisaba
del corre que te pillo,
sálvese quien pueda,
haciendo corros siendo niños,
jugando a los aviones,
jugando a los pilotos,

Mamá ya lo sabía,
creíamos que era broma.

En tiempos de guerra y de penuria
provocar un final
es poder elegir uno mismo,
querer
que pase,
dejar que pase.

Mamá puso Casablanca
y supo interpretar
y recitar de memoria
y supo las mejores frases,
las muecas de Rick,
llorar como Ilsa,
enamorarse de nuevo.

Provocar un final:
nosotros sólo así podemos
dejar que pase,
querer
que pase,
dejar
intencionadamente
que pase.



Sara Herrera Peralta
[Mamá era Ilsa Lund al principio de todo]

Ilustraciones de Teresa Sánchez-Haro
Cangrejo Pistolero Ediciones



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