De
las otras
La
mirada de horror
la
lengua roja
sus
palabras de alambre de espino
y una
desesperación conocida
que le
partió el alma
en aquel
espacio formado por pequeños
infinitos
lelilíes
en
aquella ciudad de muerte
con la
que había luchado siempre
insistentemente
dispuestos
a perder algunos de sus muchos combates
o bueno,
más bien todos, con tal de vivir en paz
hasta
ser derrotada,
definitivamente
tener
que irse de allí sin decidirlo
con sus
bártulos a cuestas
y
aquella desesperación tan humillante
después
de perder todos los combates y
casi
todas las oportunidades.
No,
nunca llegó a entender lo más sencillo
y cómo
la Realidad es siempre lo que queda fuera
o hasta
qué punto le había fallado a pesar
de
confiar ridículamente en ella.
Pilar
Salamanca
Ayer, no
te vi en Sarajevo
Poemas
(in) surgentes
La
Vorágine
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