9:20
No
pronuncies nube, mira
cómo se
deshacen en sus juegos
sin que
nada llegue hasta el final.
Cómo
hacen sus rondas sin tocar tierra,
en una
espera sin fondo que no es de aquí.
No digas
valle que a las nubes mira
con
embeleso. No digas montañas,
aunque
haya quien llame resistir a ese mirar,
para
ellas, 7, 9 y hasta 10 años no son nada.
No para
las casas que habitamos en las que oímos
música
o llaves y no una ley
que a
9,8m/s2 se acelera.
No
preguntes más si yo sabrá hacer el puente.
A las
9:20 calla la savia, sí,
bajo los
decretos de noviembre
la savia
calla al pie de la ventana
que al
20% crece.
Nada
quede mudo bajo los tabiques
y los
pómulos molidos.
Pronuncia
flor, abeja, lágrima, pan, tormenta.
También
Amaia.* También Amaia.
Y mira
si yo ha gritado: ¡rómpete noche
o
cállate. O árbol que anda recuérdate!
*A
las 9:20 del 9 de noviembre de 2012, Amaia Egaña, una vecina de
Barakaldo, de 53 años de edad, se lanzaba por la ventana de su
vivienda en el preciso instante en que iba a ser deshauciada.
El
verso inserto en cursiva corresponde al poema de Roque Dalton Alta
hora de la noche: Cuando sepas que he muerto di sílabas extrañas
/ Pronuncia flor, abeja, lágrima, pan, tormenta.
María
Ángeles Maeso
Puentes
de mimbre
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