Jirón de luz,
hazme
un sitio en tu cobardía.
La noche que tanto esperabas
sin nadie
no volverá a ser refugio
de ninguna conciencia, de
ningún estupor. ¿Qué importa
(y sobre todo a quién) que
se ericen las ganas de vivir
con el partir ya mudo de este
ocaso
desprevenido? Se balancean farolas
por el soplo del viento oscuro.
De la boca a los pies: en donde
hay un deseo hay un miedo
a oír que se desespera
la verdad.
La última imagen
y también sin motivo:
sola, una mínima flor
asoma,
despacio,
pisada en un suelo de nieve.
Cuando no estés presente
recuerda que ese daño,
de alguna manera,
nos debe una explicación:
un ruido de
pasos firmes.
Antonio Méndez Rubio – Cuerpo a
Cuerpo
Ediciones del Baile del Sol
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