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sábado, 28 de octubre de 2017

CANTO XX DE LA MARCHA DE 150.000.000 DE ENRIQUE FALCÓN






XX

la batalla...
He aquí la batalla en el cristal contra el licor el miedo.
A la salida de la fruta
cargando con la tarde sobre la pesadez del mundo,
siendo aullido, barrozal, lengua extinguida,
Rosales López nuca y piedad de incienso
sale a los espejos
rompe el agua
sus ojos suman agua a las vitrinas
de-
bidamente uniformados im-
pecablemente armados, y sin
pecado alguno,
con la misma exacta eternidad de espuela de otras veces,
entre los insistentes ruegos y súplicas del familiar de Rosales López
setenta y dos horas fermentando a las magnolias
y la tiza escupiendo el nombre (hasta que ya no te encuentren
dormido y espantado en las cunetas) se-
tenta y dos horas de que no se preocuparan
que ya no iban a torturarlo
que sólo unas preguntas;
pero no allí.

...en el cristal contra el licor...
{ "...transparencia de la voz en una cumbre esbelta
donde hay peines, y espejos, y agua en el desorden,
sin perfil como el tuyo nadie va a tocarnos
no habrá presa en el desierto nadie que nos diga
ven, salgamos más despacio, na-
                                            die más sino su nombre
en esta carne otra en la carencia de palomas
cicatrices pero no del junco
donde nadie va a temerte, donde nadie
intemperie, espera, maleficio blanco– va a sangrarte
amor, nadie
va esta vez a asustarte, duerme
y duerme en la corteza de las norias..." }

...contra el licor del miedo
A la salida del silencio
sepultando el golpe en un lugar prohibido,
siendo rabia, agosto, santidad de bueyes,
Rosales López que no ve los agujeros
es subido al camión de las cigüeñas
prende las ortigas
sus caderas alarido a las canciones
de-
bidamente identificados im-
pecablemente armados y sin
duda alguna honestos,
con la misma exacta ebriedad de zarza de otras veces,
ante las insistentes peticiones de habeas corpus rosales lópez
noventa y tres horas en los caudales del aullido
y la estrofa temblando como un ciervo antiguo
(hasta que ya no seas
páramo y hoguera en el declinar del frío) no-
venta y tres horas de que no se preocuparan
que en algún lugar estaría triste y mudo,
que solo unas preguntas
que solo las pocas, las / necesarias.
*** Pero no vivo.



El canto está dedicado a Juan Rosales López, carpintero salvadoreño muerto en 1990 a manos de la Policía Nacional, a sus 42 años de edad. El día 2 de febrero había salido hacia sus frutales en San José Cortés, donde fue detenido por varios soldados uniformados del Batallón Atlacatl. Fue encerrado en una iglesia. A uno de sus familiares se le informó que esta detención era pura rutina y que sólo le interrogarían, pero no allí, sino en otro lugar que no precisó. Al día siguiente se le subió a un camión con rumbo ignorado. Cinco días después, se informó que el cadáver de Rosales López se encontraba en el Centro Judicial Isidro Menéndez, en San Salvador, la capital. La causa directa de su muerte: las intensas torturas que le fueron aplicadas por parte de miembros de la Policía Nacional. Datos publicados en «Carta a las iglesias», nº 204, de marzo de 1990 (recogidos en M.López Vigil y Jon Sobrino: La matanza de los pobres).



Enrique Falcón – La marcha de 150.000.000


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