No
sólo brotando del pecho
No sólo
brotando del pecho,
ni en
los suspiros nocturnos, de rabia, insatisfecho conmigo mismo,
ni en
esos largos y mal reprimidos suspiros,
ni en
tantas promesas y juramentos rotos,
ni en la
voluntad desatada de mi alma enloquecida,
ni en el
sutil alimento del aire,
ni en
esos latidos que me golpean las sienes y las muñecas,
ni en la
curiosa sístole y diástole en la que algún día cesará,
ni en
tanto anhelo voraz sólo confesado al cielo,
ni en
los gritos, carcajadas y desafíos que he lanzado solo, en la
espesura,
ni en el
ronco jadear de dientes apretados,
ni en
las palabras pronunciadas y vueltas a pronunciar, faramalla, ecos,
palabras muertas,
ni en el
murmullo de los sueños cuando duermo,
ni en
los murmullos de estos increíbles sueños cotidianos,
ni en
los miembros y sentidos de mi cuerpo, que te atraen y te repelen de
continuo; no ahí,
no en
alguno o en todos ellos, ¡oh, adhesividad!, ¡oh, pulso de mi vida!,
necesito
tanto que existas y te muestres como en estos cantos.
Walt
Whitman – Hojas de hierba
Edición
y traducción de Eduardo Moga
Galaxia Gutenberg
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