Una mañana
I
Sostener el mate
como si fuera
una pipa
y caminar abstraídos
por la habitación
hasta poblarla de
nosotros
II
Un perro ladraba
dormido
movía las patas
se reía
III
Dejé mi cuerpo
amontonado al lado
del piano
contra la pared
y avancé en dirección
a la puerta
Nadie llamaba pero
los escombros del patio
querían entrar
porque afuera llovía
y la mañana perdía
su claridad
se disolvía lentamente
en un rumor sin
pájaros
Eduardo Rezzano – alcohol para despuésde quemar
Kriller71ediciones
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