Túneles en la autopista, septiembre, 2015 por Pablo Müller |
A Jaio Espia
A las noches en los polígonos industriales
las farolas son amables con las mujeres
que caminan, terminan la jornada, la labor,
comienzan el turno oscuro de la fábrica;
A las noches en los bordes de las fronteras
las linternas son las últimas sonrisas para las
mujeres
a la vuelta, a la casa, escondidas en el pañuelo,
el pantalón, la hebilla del cinto;
A las noches en aquella calle lejos de la música
y las luces de colores, la llama del mechero
al encender el cigarrillo, es el último calor de
las mujeres,
a la sombra de los fuegos artificiales, intemperie.
A las noches en los territorios de las escombreras,
las verjas, las grúas, las maderas podridas,
los hierros y su herrumbre, las luces oblicuas
de los focos de los todoterrenos,
es la página del libro último que leen las mujeres,
el reptil movimiento de los gusanos en la
hojarasca,
el pañuelo roto lleno de grito, el grito que funda
los duelos de luego, el miedo que llega al miedo
mismo
y lo confunde de horror, noche, manos que derraman
madres muertas: semen asesino.
Cada noche cada grito cada mujer muerta
que llega tras la mujer asesinada
achica el hueco del cobijo,
se ancha el agujero del pozo seco,
aquí estamos con el frágil escudo de las palabras,
sutil espera inútil
a la determinación de devorarnos el mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario