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sábado, 4 de abril de 2015

SANGRANTES




«Y como de un calíz
bebí la sangre de tus entrañas
la sangre que manaba entre tus piernas
lluvia de vida y de amor
de dolor y de fuerza»
Cristina Peri Rossi


«Sonrien mis amantes pálidos / completamente amnésicos / les arrojo mis vísceras» lo dice Angélica Liddell

promesa del hambre para el invierno

«clavando los dientes por todo el cuerpo una niña comienza a hacerse de mundo» lo dice Rocío Cerón

dientes necesarios para morder el lugar de la vida

«no me corto las venas porque atentaría contra la inmortalidad que las recorre» lo dice Miriam Reyes

vida difícil, vida invivible,

«palabras para un cuerpo de ceniza, cojo una copa de vino, la perfección está en el odio,» lo dice Begoña Callejón

vendimia, madre mira la memoria perdida de padre, las uvas ácidas de parra, y manifiesto antinaufragio:

«sangre, escribo en el espejo con mis dedos, » lo dice Leire Bilbao

en todos los hoteles por donde paso, escribo noche,

«fértil cuerpo, espeso muslo» lo dice Ana Gorría-,

tú eres el deseo, la última palabra de la noche, un asidero de sangre,

«imagino al animal, me acoge desde el reino de la enfermedad y la memoria, la poesía era este dolor de querer atravesar todas las formas» lo dice Maria Ramos

sangre y dolor,

«mi corazón perverso se ha calmado» lo dice Elena Medel,

alguien escondido en el tiempo,

«todo comienza cuando se cancela un nacimiento / y hay que vivir lo no vivido» lo dice Natalia Litvinova

por ejemplo la vida del que no tuvo vida,
un armario,

«bailaban con una boca llena de herbicida. De los ancianos ahorcados por hablar de la enfermedad demasiado alto» lo dice Layla Martínez,

la comida barata en los asilos, desnutrición en silencio
el invierno está pariendo muchachas,
al viejo lo atan a la cama,
cantar afónica, cerca del muelle, los barcos que salen

«escribir poemas es ser artista forense, en arena versátil» lo dice Berta García Faet

deshilachar el aire cerca del mar, el tamarindo,

«adiestrar a los mares» dice Laura Rosal

el mar y el coágulo,

«yo era el sol en las ramas de un árbol / negro y joven, anunciaba un bosque» dice Eva Reiro

el bosque comienza en el árbol,
en el hueco entre las ramas por donde entra una luz
y una mosca,

«la soledad de quien habla» dice Sara Torres,
«es el silencio el que nos ama, el que nos / concede la noche» dice Agostina Ciccone

la sangre que aleja, que acerca, que deshace vida y la hace.




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