En Cáceres, por Pablo Müller, en agosto de 2014 |
«Cuenta Valmiki, en la primera parte del Ramayana
(Balakanda II), que mientras paseaba por la orilla de un río se encontró con
una pareja de pájaros Krauñca apareándose en la rama de un árbol. De repente el
macho cayó traspasado por la flecha de un cazador y la hembra emitió un grito
tan desolado, tan terrible, que traspasó el corazón del poeta. Valmiki dice
haber experimentado en ese instante la desesperación del ave y haberse sentido
hasta tal punto lleno de compasión que el dolor estalló en sus labios en forma
de palabra ritmada. Y así fue, dice, como surgió en él la expresión poética. La
compasión se había transformado en verso,»
Chantal Maillard - India
A Conchi
Los ríos
del final para agosto
retiran su
aguas de los árboles
escriben de
nuevo sus orillas
y nuestros
pasos deben ir más allá.
Ayer las
mareas bajas alejan ciertos barcos
de puerto,
y las gaviotas difícil
vuelan para
librar ese vacío.
Hoy todas
las noches las garzas al abrazo
esperan la
flecha del cazador y en el sueño
el grito
dolor la pena honda
la grieta
abierta sin palabra.
Esta noche
el paso abrazo, el vuelo
alegría en
el vacio libre,
la palabra,
amor, que nos contiene.
Buenas
noches, mi amor.
8 de septiembre de 2014
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