el pasillo, mayo de 2014 por Pablo Müller
|
A Plácido Bilbao
Ay, Plácido con la muerte
que nos
llega pronto siempre
la última
carrera donde nadie puede alcanzarte
— los
contrarios parados contemplan tu hermosa zanzada —,
y el gol es
de silencio, Plácido,
humilde
descanso en las campas de Lamiako,
ese futbol
viejo nuestro, modesto que nos roban los domingos,
Ay Plácido, es la muerte
la que pide
cambio sin tiempo de remontar derrota ninguna
y en el
banquillo nuevo,
te arropan
los jugadores de antes — descansados
de los
goles imposibles, a los que llegan ahogados
defensas de
ningún equipo, el tuyo, el nuestro,
peces de
rosa y cuero aplauden en los charcos
y la tierra
leve levísima acaricia las botas como beso,
sonríe Plácido, en pie grita
la posición
correcta, el ánimo del minuto,
pones la
mirada en la jugada perfecta:
esa en la
que los jóvenes abrazan a la muerte
y la
quiebran con un aplauso, la palmada,
la cabeza
gacha de camino al vestuario de los futbolistas que disputan
hasta la
muerte…
No hay comentarios:
Publicar un comentario