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viernes, 20 de junio de 2014

PLÁCIDO


el pasillo, mayo de 2014 por Pablo Müller



A Plácido Bilbao

Ay, Plácido con la muerte

que nos llega pronto siempre

la última carrera donde nadie puede alcanzarte

— los contrarios parados contemplan tu hermosa zanzada —,

y el gol es de silencio, Plácido,

humilde descanso en las campas de Lamiako,

ese futbol viejo nuestro, modesto que nos roban los domingos,

Ay Plácido, es la muerte

la que pide cambio sin tiempo de remontar derrota ninguna

y en el banquillo nuevo,

te arropan los jugadores de antes — descansados

de los goles imposibles, a los que llegan ahogados

defensas de ningún equipo, el tuyo, el nuestro,

peces de rosa y cuero aplauden en los charcos

y la tierra leve levísima acaricia las botas como beso,

                     sonríe Plácido, en pie grita

la posición correcta, el ánimo del minuto,

pones la mirada en la jugada perfecta:

esa en la que los jóvenes abrazan a la muerte

y la quiebran con un aplauso, la palmada,

la cabeza gacha de camino al vestuario de los futbolistas que disputan

hasta la muerte…

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