Túnel de lavado, octubre de 2013 por Pablo Müller
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«Tan
importante es
aparecer
como desaparecer.»
David Mayor
Caduca la
madera de los árboles,
— tarde o
temprano—, caduca
la hoja, la
estación y el año,
caduca el
animal incluso
aquel que avisa
las mañanas
y los ayeres,
caduca el texto
y el
obstáculo, la palabra
usada y la
exactitud
con la que
disponemos
los
cubiertos sobre la mesa
donde comerán otros,
— caduca el
billete
sencillo,
una máquina
dirá si es
legible si
te permite
franquear la puerta
al viaje —,
caduca el refugio
donde pongo
a salvo el último
kilómetro
antes de llegar
a casa, —
caduca la fuga y el
punto del
resto, anzuelos
caducan a
pesar de la vieja
podredumbre,
caduca, — no lo dudo —,
ese papel,
este lugar, este
aire que
nos respira. Ahora
sufre la
palabra, en la estirpe,
en la
playa, en la esquina de la
calle, a
los restos, a que pases
y te escoja
para andar.
Todo caduca, supongo que para bien o para mal, tardando demasiado o muy poco, según a quién se pregunte.
ResponderEliminarSi no te importa me quedo por aquí, me ha gustado mucho lo que he leído, y el hecho que se sea natural de Bilbao solo porque así se decida.
Je, je, gracias por venir Nurocas, son tus papeles y tu ciudad, territorio abierto, da igual como se llame, como la llamamos.
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