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domingo, 9 de junio de 2013

LOS FERROCARRILES DE LÁGRIMAS NEGRAS



Hermanas, hacia 1949 del archivo de Pablo Müller


«la única sabiduría es el olvido.»

Antonio Gamoneda

 

Llegan los ferrocarriles de lágrimas negras

sobre las vías semejantes a los ríos de carbón

por los puentes de hierro livianos como alas de pájaro.

 

Son azules las calles de la ciudad de la mordaza,

entre los adoquines nos salen las malas yerbas,

junto a las aceras nos salen las yerbas buenas,

una mujer cuenta a sus seis hermanos muertos

cosas de la edad, dice antes de llorarles los olvidos

y los calcetines,

 

las tres hermanas vivas se encuentran

en la habitación del luto y miran despacio

a los hombres que se mueren,

a los hombres que están muertos

y cuentan

a la hermana ausente,

a las dos hermanas muertas,

como se llega a la madrugada hablando el idioma de las mujeres:

 

— en la cuneta de la carretera vieja

apareció el cuerpo fusilado junto al roble de la curva

nadie lo conoce y todos echan la culpa

a la guerra de los lejos,—

— hay un ferrocarril negro que pasa a los diez kilómetros justos del jornal de pobre,

a los diez kilómetros de senda de monte donde se quema la madera en las carboneras.—

 

Nos llega el viento que vuelve locos a los caballos,

en la huerta abandonada la paja se sale por los ojos

ajenos que no miran.

Las edades de los libros tienen los años cortos,

las edades de los panaderos tienen los años manchados de harina,

las edades de los alfareros tienen los años atrapados en la arcilla dura,

las edades de los jornaleros tienen los años con más paja que grano,

 

y nosotros tenemos los años que podemos.

 

Si alguien dice que llegan los ferrocarriles con lágrimas negras,

no le creas,

el que llora es el ferroviario y su aprendiz que acarrea

los carbones de los días y de las noches,

la legumbre humilde que cuece la lumbre del hambre antigua,

esa que nos olvidan fue refugio de la risa,

por muchas grietas que la juventud recuerde a carcajadas,

por muchos soldados acurrucados en los barracones de los jueves,

por muchas preguntas que hacen a los hierros de las gargantas,

a las nochestempestades que lamentan las madres

en los aguaceros de las locuras:

 

celebramos la palabra grande

la primera que dice madre.


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