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lunes, 27 de mayo de 2013

PUENTE DE HIELO DE JORGE RIECHMANN O LAS ALAS MORDIDAS DE LA MARIPOSA


Playa de L'Estartit en abril de 2013 por Pablo Müller



 

El tiempo es el plazo que tengo para amar, también para odiar el campo de golf y su significado, el campo de concentración y su grito, expreso horror ante “las alas mordidas de la mariposa” y la expresa herida del lucro cesante.

La vida es una suma de días, de mujeres y hombres,

 — agosto en los años setenta en L’Estartit —

 — abril con lluvia inapropiada en un tanatorio de las afueras de Valladolid, cuarenta años después —

y parecerme “yo mi propio policía”.

Vengo hasta el mar más antiguo, a tomar lugar en la geografía descuidada de la infancia, la tormenta de verano, apelando a la fortaleza de la memoria, banal objeto frágil de palabras, y no hay lugar, donde dejar el niño que llevo, hay puerto, hay pájaros con hambre y su correspondiente regreso.
Tengo el andar de un lobo y en la barba un sarcasmo, la crueldad tiene que ver conmigo. Para ti es “el tren de la inocencia” hecho con contratos amañados: hormigón, tendido eléctrico, y graciosas indemnizaciones.

 

 
 
Jorge Riechmann.



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