Playa de L'Estartit en abril de 2013 por Pablo Müller
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El tiempo es el plazo que tengo para
amar, también para odiar el campo de golf y su significado, el campo de
concentración y su grito, expreso horror ante “las alas mordidas de la
mariposa” y la expresa herida del lucro cesante.
La vida es una suma de días, de mujeres
y hombres,
— agosto en los años setenta en L’Estartit —
— abril con lluvia inapropiada en un tanatorio
de las afueras de Valladolid, cuarenta años después —
y parecerme “yo mi propio policía”.
Vengo hasta el mar más antiguo, a tomar
lugar en la geografía descuidada de la infancia, la tormenta de verano,
apelando a la fortaleza de la memoria, banal objeto frágil de palabras, y no
hay lugar, donde dejar el niño que llevo, hay puerto, hay pájaros con hambre y
su correspondiente regreso.
Tengo el andar de un lobo y en la barba
un sarcasmo, la crueldad tiene que ver conmigo. Para ti es “el tren de la inocencia”
hecho con contratos amañados: hormigón, tendido eléctrico, y graciosas
indemnizaciones.
Jorge Riechmann.
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