Todos los poetas debieran nacer en Wall Street escribe en un verso Mercedes Escolano en el libro Mujeres en su tinta. Poetas españolas en el siglo XXI, compilado por Uberto Stabile y editado en la periferia independiente y soñadora por AFortiori Editorial de Jaio-Nati, en la colección La Oficina de las Causas Perdidas.
Esta oficina está abierta por lo que aún hay esperanza en encontrar las causas o conseguirlas, que viene a ser lo mismo.
Treinta y un poetas en un libro que no se quiere cerrar: la poesía que contiene empuja las portadas y se sale por los márgenes como la tinta que se derrama, que es otra forma excelente de poesía.
Desde Benedetti los poemas tienen sitio en las oficinas y aunque la informática disminuya el uso de la tinta, oficina es a ésta consustancial y deudora.
La tinta tiene que ver con el esfuerzo cuando se suda y con la verdad cuando es de la buena, virtudes ambas que comparten las poetas.
Ana Pérez Cañamares cuelga sus poemas sobre las alambradas haciendo así posible saltarlas.
Aurora Luque hace las rutas favoritas de sus deseos, capaces ellos de preparar su equipaje.
Balbina Prior y su abuela que atraviesa los campos abandonados por la guerra.
Beatriz Russo con su serpiente viva y tatuada.
Begoña Abad De La Parte y los dos bultos de palabras que le nacen en la espalda para volar.
Belén Artuñedo Guillén su legado en el rocío de una brizna de hierba.
Carmen Beltrán Falces y la juventud como enfermedad dolorosa.
Carmen Camacho y la mujer del puerto que tiene un hombre en cada marinero.
Cecilia Quílez Lucas y la niña que diera cuenta del error y envidiara la suerte de los peces.
Chantal Maillard con sus palabras pequeñas, palabrasbocadegato.
Concha García y las casas con ventanas encendidas en su oscuridad.
Mujeres de la familia en el río. Archivo de Pablo Müller |
Concha García y las casas con ventanas encendidas en su oscuridad.
Deborah Vukušić y sus mitades, su luz y sus animales: la abeja y el lobo.
Elena Medel agarrada por el frío y el pez de invierno.
Eva Vaz que no es poca cosa haber llegado a este, el suyo, poema.
Inma Luna y el cuento de hombres y mujeres tan verdad y tan mentira como cualquiera.
Isabel Bono y el deseo de ser hombre gato adoquín insecto obra maestra.
Isabel Pérez Montalbán y porque no hay dignidad ni en la pobreza ni en el hambre.
Josefa Parra y poder ver por primera vez los pies sobre la arena.
Julia Otxoa y la montaña que le late con fuerza dentro del estómago.
Lola Andrés y la certeza de las excepciones del olvido.
Mada Alderete Vincent y la nana para su secreto amor.
Mujeres de la familia. Archivo de Pablo Müller |
Mada Alderete Vincent y la nana para su secreto amor.
María Eloy-García y como el fuego eligió pasillo de hotel.
Mercedes Escolano y el precio dulce y miserable de la vida en Lisboa.
Miriam Reyes y su oferta de arena: un paisaje que cambia con el viento.
Pilar González España y sus palabras necesarias para que arda el silencio.
Roxana Popelka y la araña que en realidad eran dos moscas enemigas.
Safrika y la fealdad del mundo escondiendo toda belleza posible y sobrevivir.
Sofia Castañón y entonces resulta que vives porque estás llorando.
Sonia San Román y su verso-abrazo para que el peso del día no se pueda pegar como un parásito.
Vanesa Pérez-Sauquillo y la palabra de agua para los conocedores de las mareas.
YolandaSoler Onís y los viajes de los que jamás se vuelve.
Uberto Stabile ha compilado excelentes poemas, de grandes poetas que ofrece como muestra de un panorama poético para estos duros comienzos del siglo XXI.
Javier Bermúdez Valencia
Millones de gracias por esta crónica. Es un privilegio y un honor.
ResponderEliminarGracias a ti, Jaio, por editar este libro necesario
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