DESDE estas altas rocas innombrables
pudiera verse el mar
o más bien:
desde aquí
los silencios me agobian en presencias nunca
[halladas
o tal vez:
¡Oh rocas desprovistas
algo entre yo y vosotros me revela la noche interminable!
Pero es que hace algún tiempo
(no me vengáis, oh dioses, a turbarme)
que es más fuerte el amor que la tristeza o léase al revés
y quedamos amigos musas mías
que últimamente andáis despistadillas para decirlo en
[verso
o como si no fuerais conscientes del honor
¡qué palabra!
o del amor perenne que hacia el mar me arrastrará no
[obstante
los caminos.
Desde aquí no es posible
y crean que me duele que soy lírico y desgarradamente
[tierno
sino esperar no observe las miradas inquisidoras
qué más da revolcarse o volverse
lo que sí da es... (Se me cortó el hilo
qué pena si supieran la descripción tan buena que venía
[detrás
pero es que no es posible aferrarse a los muros
ni clavarse las uñas en el ojo más cerca, y esto penoso sí
[que es
observen que no trato de convencer:
más bien diría que esto es literatura
y que no queda bien pero que nada bien
hacer hermosos versos a las gárgolas de los palazzo Pitti
[―yo los amo―
más bien diría que es preciso ser malo en estos tiempos
y acordarse de Brecht:
“¡Qué tiempos estos
en que hablar sobre árboles es casi un crimen
porque supone callar sobre tantos sufrimientos!”
y recordar más luego que somos como hijos del vacío
aun reconociendo que no es nada absorbente este panfleto
para olvidar después
sin descuidar las formas que es algo muy preciado en
[nuestra civilización
(también es duro hacer versos así habiendo rosas)
todo el lirismo ambiguo
toda la falsedad desesperada
desesperada falsedad sin hojas de laurel ¡os amo Luis Cernuda
[Rilke John Donne! ―Y te amo más Vallejo de mis ojos
de mis risas perdidas entrañable muertito peruano―
porque es tremendo ver cómo lo hermoso nos aduerme
[las manos
(de que manera mi querido Vallejo tú lo has dicho con
[más voz
―también con más belleza que ninguno―)
y nos cierra las manos en las manos y nos quita la fuerza
[de las manos
camaradas hermanos sin presencia
ni falta que os hace
y de lágrimas vamos a la nada:
que es tremendo vivir cuando otro muere (o sufre)
Pablo del Águila
De soledad, amor, silencio y muerte
Poesía reunida 1964-1968
Edición y estudio de Jairo García Jaramillo
Bartleby Editores
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