SAL, ángel,
de tu lujo de miedo.
Ven al umbral
donde se habla del fin.
Donde se está en lo cierto.
Renace una vez más
aquí, sin mí o
conmigo. Sal
de buena mañana
de cacería.
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DONDE toda abstracción
del terreno de puro
no saber se sabe muy
por debajo de nada
hasta que duele y
cae casi
sí ahí si
fuera todo verdad
pero no entonces
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LA realidad es
que gracias al poema
la claridad se estría aquí
tal óxido que tú
madrugas y te ves
más lejos de ti incluso
que cuando sin
pensar en nadie
te decías
si lo supieras
no lo escribirías
Antonio Méndez Rubio
CLIC seguido de excepto
Olifante Ediciones de Poesía
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