EL DESCAMPADO DE LAS URRACAS
Este sitio no existe. Por ejemplo: levantamos una piedra
del mar y mi hija dice que esas manchas blancas
son tasabis. No sabe de dónde lo sacó. Yo tampoco
sé nada: imagino
que alguien tendrá un accidente,
pero todos seguimos radiantes en las fotos.
Ayer anduvimos junto a los arrozales hasta insolarnos, y
pensé
que un coche podría salirse de su carril, o que caeríamos
por unas escaleras. Más tarde
escribí algo sobre mancharme con un helado de fresa.
Salimos a caminar,
a buscar a una gata que habíamos visto
el año anterior, pero sólo encontramos un descampado
con las empalizadas cubiertas de caracoles. Marina dijo
que la gata siempre estaba en la calle, que seguro
la había atropellado algún coche. Días después, las
manchas de la otra
tarde se llaman bobbits. Cuando busco, descubro
que son monstruos gigantes
de las profundidades, y que existen gusanos que se
alimentan
de piedras. Este sitio no existe,
y está listo para ser arrasado.
Aníbal Cristobo
El descampado de las urracas
(diarios de paternidad 2018-2021)
Ril Editores
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