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martes, 31 de julio de 2018

PARQUE JUNTO AL RÍO HUDSON UN POEMA DE HANNAH ARENDT




[25] PARQUE JUNTO AL RÍO HUDSON


Pescadores pescando en silencio en los ríos
del mundo entero.
Conductores conduciendo a ciegas por caminos
alrededor del mundo entero.
Niños correteando, madres llamando,
el mundo es espléndido.
A veces una pareja de amantes
se pasea por el mundo.

Pescadores pescando en silencio en los ríos
hasta el anochecer.
Conductores conduciendo a ciegas por caminos
apresurándose a la muerte.
Niños, dichosos al sol,
jugando a la eternidad.
A veces se pasea una pareja
en compañía del tiempo.

Pescadores pescando en silencio en los ríos:
la rama cuelga solitaria.
Conductores conduciendo a ciegas por caminos
sin descanso hacia el descanso.
Niños jugando, madres llamando,
casi hay eternidad.
A veces se pasea una pareja
cargando con el peso de los tiempos.


Hannah Arendt
Poemas

Traducción de Alberto Ciria
Herder Editorial

lunes, 30 de julio de 2018

LA CASA CON FISURAS UN POEMA DE VERÓNICA ARANDA DE DIBUJAR UNA ISLA




La casa con fisuras


Qué sabes de esta contención,
qué sabes de esta casa y sus fisuras,
de cada objeto o libro que tocaste
las mañanas de estudio,
de tu caligrafía que es memoria.

¿Qué podrías decirme
de mi deseo de muerte
cuando se multiplica en las terrazas
o frente a una dalieda?

Amor, las frases hechas
llegan siempre a deshora.
Hay intervalos
de silencio-arcilla,
posesión que comienza en la no identidad.
Lo que sucede allí
es solo de tu piel hacia el océano.


Verónica Aranda
Dibujar una isla

Reino de Cordelia


domingo, 29 de julio de 2018

POEMA DE NO LLUEVE EN CALIFORNIA DE FRANK O'HARA




Poema

Ni todos los espejos de este mundo
ayudan, ni me conmueve

la lenta aparición de mi
imagen en la lluvia, no soy yo

el que aparece o imagina. Ve,
si puedes, si puedes hacer

el espantoso viaje, la
casa donde se riegan e imponen

las sombras de mi propia infancia
como garrotes recrecidos, tú

debes mirar, que yo no puedo. No
puedo enfrentar esa costumbre horrible,

y mis ojos, pongamos, en el vidrio,
de un bar se convierten en la

búsqueda depravada de otros re-
flejos, ¡Y qué gran

alivio! Cuando veo algo
repugnante, cualquier cosa

menos el golpe a oscuras conocido,
cualquiera, menos mis guaridas íntimas.

Cuando tenga cincuenta, ¿fluctuará
mi cara hacia esos alargamientos

de la inocencia para confrontarme?
Ay, ¡derríteme, lluvia!, ¡mátame, espejo!



Frank O’Hara
No llueve en California

Selección y traducción de Eleonora González Capria

Kriller71ediciones

sábado, 28 de julio de 2018

CUATRO POEMAS DE ROSANA ACQUARONI




IV

Has visto a cada hombre
arrastrar hasta los vertederos
la neblina inmemorial de los banquetes,
a las mujeres arañando las basuras
y a los perros
de húmedos hocicos
encima de las niñas.



III

Has visto
a un niño de seis años
acompañar
—como una mordedura caliente sin palabras—
a una mujer de senos clausurados.



II

Has visto
atropellar la sangre de los jóvenes,
faquires acunados por los turbios traficantes.

Y las termas azules de la sangre
se llenaban de pronto de ácidas jeringas.

Y los chicos morían en el fango,
después de un largo viaje
por los abrevaderos sordos de la angustia.


I

Has visto
a la locura
con su máscara ronca
deambulando obscena por las calles,
has presentido sus harapos
sus bozales ciñéndote los labios,
el beso de sus botas,
sus muñecas sedadas.



Rosana Acquaroni
El jardín navegable

Ediciones Torremozas


viernes, 27 de julio de 2018

LOS LIBROS MÁGICOS




Hay libros mágicos. Es un hecho científico. La magia aparece junto a las personas que los intervienen. Hay veces que una escritora la alcanza en su texto, otras llega por los personajes que aparecen, o la historia que relatan, por las circunstancias que se confabulan para que se convierta en libro: ya sabemos que los cajones están llenos de libros tristes.

Y en ocasiones, todos esos sucesos se alinean como planetas perfectos para regalarnos el libro mágico.

84, Charing Cross Road, de Helene Hanff, está tocado por esas constelaciones inauditas. La literatura surge entre cartas comerciales; los personajes se hacen grandes y hermosos porque son verdad y se hicieron fuera de la literatura, para terminar haciéndola suya:

...me dijo que las personas que viajaban a Inglaterra encontraban exactamente lo que buscaban. Yo le dije que buscaría la Inglaterra de la literatura inglesa, y él asintió y me dijo: «Está allí.»

Hay amor a los libros, hay solidaridad y ayuda mutua, hay amistad y tiempo: veinte años canónicos de viaje de cartas de un lado al otro del océano.

Al leerlo admiro la calma con que esperaban las respuestas: ¿seríamos capaces hoy de soportar una espera de meses? Y en la amistad construida con palabras y con pequeños gestos que va creciendo como un árbol.

El libro me lo regaló Jaio Espía. Eso también tiene magia: la amistad entre gentes apasionadas por los libros y el narrar el mundo se construye con estos hechos: un libro que viaja de una biblioteca a otra, una carta donde reconoces el sentido del humor de la amiga, su generosidad y su alegría. Gracias Jaio.


jueves, 26 de julio de 2018

TIERRA DE GEMA MARTÍNEZ (LA MALA HIERBA) EN SURADA POETICA




Tierra

Las frases hechas madeja en la garganta.
La hebra se tensa, no hay aire, no digo nada.
La voz mutilada da vueltas en la cabeza,
repasa una y mil veces la torpe respuesta.

Cubro con tierra y yo no lo veo,
cubro con tierra y todo es silencio.
Trago con tierra mis palabras,
trago con tierra las mañanas.

Calla y otorga.

Hundo, profundo,
la lengua embarrada devora memoria,
la rabia se seca en el cielo de la boca.

La mano sujeta la mano, los labios se cierran,
la niebla inunda los ojos, mandíbula presa,
tres toneladas a plomo sobre la espalda,
las sienes repican los gritos, no escucho nada.

Cubro con tierra y yo no lo veo,
cubro con tierra y todo es silencio.
Trago con tierra mis palabras,
trago con tierra las mañanas.

Calla y otorga.

Hundo, profundo,
la lengua embarrada devora memoria,
la rabia se seca en el cielo de la boca.

Y no me digas que el tiempo cura,
y no me digas que el tiempo ordena,
y no me digas que tiempo al tiempo.



Surad a  Poética
Residir. Resistir. Recibir
La Vorágine


miércoles, 25 de julio de 2018

UN FRAGMENTO DE MAPAS DE CERA DE GUADALUPE GRANDE




Todos se han ido y es una grieta la estación.

No habrá cifra ni anzuelo que imprima la lúcida huella para el insensato paso migratorio.
Ardió hace tiempo el ramaje del existir y ahora un golpe de viento desvanece el rescoldo del aire,
lágrima a lágrima, pavesa a distancia, copo de ceniza.

Sea el humo la íntima horda que acompaña la despedida del incendio,
remos de aire de los objetos perdidos,
y en la consigna, la maleta, pequeño ataúd para tu mano.



Guadalupe Grande
Mapas de cera

Planeta Clandestino
ediciones del 4 de agosto


martes, 24 de julio de 2018

POEMA URGENTE PARA UN SOLDADO YANQUI DE MARÍA ÁNGELES MAESO




POEMA URGENTE PARA UN
SOLDADO YANQUI


Si fueras hijo mío, te lo diría igual:
100.000 bolsas de plástico están vacías
en un base naval, que está en Sicilia,
pero que es Norteamérica como tú.

Si fueras hijo mio, te lo diría igual:
Tu país ha mandado 100.000 body bags.
100.000 bolsas, de esas para cadáveres,
son negras, puede que como tú,
y 6.000 ataúdes, de los que no sé su color.

Si fueras hijo mío, te lo diría igual:
No son soldados iraquíes, sino chicos
escupidos del imperio como tú,
los que tenéis la cama lista en esa isla.

Si fueras hijo mío, ¿quién podría convencerme
de que este viaje tuyo me preserva de algún mal?


María Ángeles Maeso
Basura mundi

Huerga & Fierro editores


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lunes, 23 de julio de 2018

UN POEMA DE TAMBIÉN MIS OJOS DE LAURA ROSAL




I

La lluvia apretando los músculos
De una ciudad dormida.
La lluvia, que nunca
Resbala, que nunca
Termina de arrancarme
La piel.
Mi cerebro es agua
Cosida con miedo.
Mi cerebro, mi lluvía.
Mi no-ciudad.


II

Me muerdes el sueño-
Jamás dueles,
Jamás mojas.


III

Desde la ciudad me lluevo como sueño.
Mis pies inseguros sobre el agua.



Laura Rosal
También mis ojos

Cuadernos Caníbales


domingo, 22 de julio de 2018

ME QUIERES COMO TÚ UN POEMA DE DORI CAMPOS




29
ME QUIERES COMO TÚ
vencida.
Yo que vengo de luchar conmigo,
pero nunca es suficiente lo que hacemos solos
para esquivar el vértigo y el desvanecimiento-
Quiero fuera tu cabeza oscura, tus actos pálidos
que hagas conmigo la travesía mundana, la recogida de luz
bajo la ropa, los bienes y los males juntos.
Aunque el gozo no termine de posarse en las manos
toda mi musculatura, espera la lluvia justa, el sol con creces

Escucha el engranaje:
el látigo naranja de las hogueras silva en las colinas
el viento se mueve como un ojo suelto que ha cortado con los pensamientos.

Todas nuestras pérdidas nos han hecho estetas sólidos de morada frágil,
es un día para beber juntos y dejar migas de pan en larga sobremesa.


Dori Campos
Caja de musgo y dragones

Ibáñez y Salcines editores



sábado, 21 de julio de 2018

PÁJARO UN POEMA DE LILIÁN PALLARES




Pájaro


Un pájaro cayó dando tumbos sobre mi cama.
Con las alas abiertas picoteó mi pecho hasta cavar un hueco.
El timbre penetrante de su nervio abrió mi herida,
me recordó el dolor y su punzada,
y su ojo despierto dilató mi pensamiento.
Vino a mi el temblor y la pulsación solitaria de la infancia.
Luego se posó sobre mi cabeza, y bebió
el agua amarga de mis labios.



Lilián Pallares
Pájaro, vértigo

Huerga & Fierro editores




viernes, 20 de julio de 2018

PARAÍSO VS AVERNO DE FRANCISCA ALFONSO



¿Son los finales paraísos o avernos?
¿Son los principios avernos o paraísos?
¿No son los finales nuevos principios?
¿No conllevan los principios una promesa de final?
¿Cómo lo ves?

Empieza por donde quieras


Francisca Alfonso


jueves, 19 de julio de 2018

APUNTES PARA NÁUFRAGOS UN POEMA DE LOLA CRESPO RODRÍGUEZ




El miedo no es quedarse”
Árboles huérfanos


Apuntes para náufragos


Tras el despertar súbito y la parálisis del cuerpo, respirar.
Oír el crujido de las maderas que aún cimbrean carca. Oír
el mar, si es que hay mar.

Oír el viento, si es que hay viento.

Oír el corazón propio. Reconocerse en el latido.

Confundir el corazón con la madera que, a su vez, se
confunde con el mar que, a su vez, se parece al viento que,
a su vez, te devuelve el latido.

Tocarse los ojos sin tocarse.

Protegerse de la luz arrojándose al miedo.

Una vez protegido, considerar la fortuna de saberse herido
en medio de la vida.



La muerte sobre un caballo pálido
(apuntes para una tempestad)

Ilustra Ángeles Fernández

Cangrejo Pistolero Ediciones